Demonios del inversor

A la hora de invertir todos tenemos nuestros propios demonios, pero hay una serie de ellos que casi todo el mundo tiene y podrían considerarse los más importantes.

Deficiente control del riesgo.

Lo más importante para el inversor es preservar su capital. Eso hace que el riesgo asumido en cada operación no debe ser alto, un 2% del capital invertido debe ser suficiente. Al fijar el stop loss, y teniendo en cuenta el % máximos a perder, debe cambiar el tamaño de la posición para cumplir con esa máxima. Una baja relación Rentabilidad/riesgo puede ser consecuencia de un mal control del riesgo.

Cerrar demasiado pronto las posiciones ganadoras.

Un gran error, y muy frecuente, es cerrar las operaciones ganadoras rápidamente por el miedo a perder los beneficios, cuando deberían cerrarse pronto las operaciones perdedoras. Lo más frecuente es que el mercado continúe la tendencia que tenía y por tanto si es positiva para nuestros intereses, lo más probable es que sea más positiva con el paso del tiempo, justamente lo contrario que ocurre en posiciones perdedoras. Es importante un buen conocimiento la propia psicología para operar en el mercado.

Relacionar operaciones.

Cuando se tienen malas rachas con varias operaciones negativas, el inversor tiende a tratar de recuperarse de las pérdidas en la siguiente operación aumentando la posición o alargando el objetivo, desvirtuando el sistema. Lo ideal sería hacer lo contrario, reducir las posiciones de las operaciones, puesto que el mercado está diciendo que el mercado no es favorable a su sistema.

Carecer de un sistema suficientemente probado.

Testear el sistema antes de operar en real es lo que se debe hacer. Tener un sistema es primordial para sobrevivir en el mundo de la inversión. Ver cómo se ha comportado el sistema en el pasado, sobre todo en las malas rachas, supone una gran ventaja para demostrar su fiabilidad. Esta fiabilidad y robustez permitirá seguir operando el sistema sabiendo que los resultados a largo plazo son positivos.

No usar un plan de actuación.

Se debe tener un escenario ideal y otro negativo. Cuando se plantea la operación hay que tener una estrategia de entrada, un stop loss y unos objetivos a conseguir.

No hacer un seguimiento objetivo de las operaciones.

El sesgo nos hace olvidar las malas operaciones y quedarnos solo con las buenas, distorsionando la realidad. Es recomendable tener un diario de las operaciones que permita aprender de los errores cometidos.

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