Productos cotizados al alcance de todos

El inversor tiene a su alcance un amplio abanico de productos cotizados con los que sacar el máximo rendimiento a su cartera. Son instrumentos financieros que cotizan en la Bolsa, igual que las acciones.

Aunque hay muchos tipos de productos cotizados, tienen algunas características comunes:

  •  Cotizan en Bolsa, en tiempo real, de forma continua.
  • Son productos líquidos, con unbcreador de mercado (market maker) que garantiza su liquidez.
  • Son transparentes y están sometidos a estrictas normas de regulación y supervisión. Esto conlleva que cotizan con una horquilla de precios entre compra y venta muy reducida y con un volumen alto. Permiten invertir en distintos activos (acciones, renta fija, materias primas, divisas…).
  • No pueden contratarse de forma directa con los emisores, es necesario hacerlo abriendo una cuenta de valores en un intermediario financiero.

Vistas las características comunes detallamos los principales productos cotizados y las estrategias que permiten.

ETF

Los ETF (Exchange Traded Funds) son fondos de inversión que cotizan en Bolsa y que replican el comportamiento de un índice de referencia (renta fija, renta variable, materias primas… ) y, en ocasiones, un sector o una cesta de acciones. Se negocian en mercados bursátiles electrónicos en tiempo real, al igual que cualquier otro valor cotizado (permiten la adquisición o venta de sus participaciones no solo una vez al día, sino durante todo el periodo de negociación en la correspondiente Bolsa de valores).

Características: Muchos de los pros y los contras de los ETF vienen dados por su consideración de productos de gestión pasiva. En el mercado hay un amplio debate sobre si es mejor la gestión activa o la pasiva. Cada gestión tiene su momento y sus ventajas e inconvenientes, y el inversor puede sacar partido si sabe combinarlas adecuadamente.

Los ETF se negocian en Bolsa, en tiempo real y con total liquidez. Gozan de la diversificación que tienen los fondos de inversión, lo que hace que puedan adaptarse a todo tipo de clientes y necesidades. Como en los fondos de inversión, las posibilidades de los ETF son muy amplias: se puede acceder a distintos mercados, estilos de gestión, gestores, tipos de activo, etcétera.

No existe un mínimo de negociación, se pueden adquirir desde una participación. Su comisión de gestión es muy reducida, por debajo de la de los fondos de inversión tradicionales.

Pero en cambio estarán sujetos a comisión de compraventa por parte del intermediario y a comisión de custodia, por lo que es importante echar bien las cuentas para ver qué nos sale más rentable (esto dependerá de factores como las comisiones de nuestro bróker o el plazo de mantenimiento de la inversión).

Pros y contras

Son productos muy líquidos. La liquidez está garantizada por entidades conocidas como ‘especialistas’ o creadores de mercado (market makers), independientes de la sociedad gestora.

Ofrecen transparencia, ya que siempre se conoce la composición de la cartera y su precio, y su rentabilidad dependerá directamente del índice de referencia.

Por el contrario, uno de sus inconvenientes deriva del hecho de que son productos de gestión pasiva. Si prevemos que un mercado va a caer, ¿tiene sentido indexarse? Hay estadísticas que dicen que a largo plazo la gestión pasiva bate a los índices, pero no olvidemos que a veces estamos hablando de un horizonte temporal muy largo, que no todos los inversores están dispuestos a mantener.

Los ETF no son siempre eficientes. Por ejemplo, suele ser más cuestionada su eficiencia a la hora de replicar índices de renta fija.

Puede haber riesgo de contrapartida como resultado de la utilización de instrumentos financieros en mercados no organizados (OTC), limitado a un máximo del 10%, según indica la directiva europea de fondos UCIT.

Por otro lado, la réplica del índice no siempre es perfecta. Un ETF sigue un índice de referencia. Hay dos tipos de réplica:

Réplica física: se invierte directamente en los componentes del índice. Así, un ETF del Ibex 35 invertirá en sus 35 valores, con la misma ponderación. Esta opción tiene sus inconvenientes; por ejemplo, es más cara, ya que cada vez que el benchmark (índice de referencia) cambia sus componentes, el gestor del ETF tendrá que cambiarlos.

Réplica sintética: se hace a través de derivados. Minimiza el tracking error, optimiza el coste de las transacciones y reduce el riesgo operativo, pero son más arriesgados que los de réplica física, debido a su exposición a la contrapartida del swap (el contrato).

Estrategias

Aunque normalmente se identifican los ETF como un instrumento más para invertir, pueden tener muchas más utilidades que no son tan conocidas.

  • Inversión indexada: Es un buen instrumento para invertir de forma diversificada y siguiendo a un índice de referencia.
  • Complemento: Complemento a la cartera: un inversor puede combinar la inversión directa en acciones que conoce y con las quense siente cómodo, con la selección de ETF para aquellos sectores o mercados de difícil acceso o de los que no tenemos mucho conocimiento.
  • Diversificación: Si no tenemos mucho dinero, es una excelente opción, ya que con los ETF podemos invertir desde cantidades muy pequeñas.
  • Cobertura: Existen algunos ETF inversos, que replican los índices a la baja. Así, si estamos invertidos en el Ibex 35 y queremos cubrir la cartera, podemos comprar un ETF inverso del Ibex 35.
  • Operaciones apalancadas: Algunos fondos cotizados cuentan con apalancamiento, para amplificar los movimientos del índice. Un ETF apalancado funciona mediante el uso de una serie de derivados, por ejemplo, los índices swap o futuros.
  • Optimización de la cartera con ‘Smart Beta’: Es una opción alternativa al ETF que replica índices tradicionales, ofreciendo lo mejor de la gestión activa y la gestión pasiva. Sigue siendo un índice de gestión pasiva, pero introduce algunas modificaciones para intentar conseguir más rentabilidad o reducir la volatilidad. Por ejemplo, se da más peso a los valores menos volátiles o a los que más dividendos reparten.

Derivados

Los derivados son instrumentos financieros cuyo precio depende de la cotización de un activo subyacente. Como su propio nombre indica, “deriva” de otro activo.

Existen productos derivados que cubren prácticamente todos los subyacentes que podamos imaginar: índices, acciones, tipos de interés, divisas, materias primas, etcétera. Por haber, hay incluso derivados basados en datos sobre clima, como por ejemplo el número de días de sol o una determinada cantidad de lluvia.

Existe una amplia variedad de derivados, cada uno de ellos con un funcionamiento diferente y que implica distintos grados de apalancamiento.

Los dos tipos de derivados más conocidos son los futuros y las opciones. Ambos tienen la ventaja de poder negociarse en mercados regulados.

Futuros

Es un contrato a plazo negociado por el que las partes acuerdan la compraventa de un activo financiero (activo subyacente) en una fecha futura y a un precio convenido de antemano.

Implica la liquidación diaria de pérdidas y ganancias, y suele llevar asociado la obligación de realizar ciertos depósitos en forma de garantía. La cantidad depositada puede variar de un día para otro, por lo que hay que vigilar la posición.

Si un inversor cree que la cotización de un activo va a subir, deberá comprar futuros. Por el contrario, si cree que la cotización del activo en cuestión va a bajar, deberá venderlos.

Opciones (warrants)

Es un contrato entre dos partes, en el que una de ellas tiene el derecho a comprar o a vender en una fecha futura un activo a un determinado precio prefijado. Las opciones que cotizan en Bolsa son conocidas como warrants. Permiten apostar por la subida o por la bajada de un activo subyacente en el mercado. Es importante dominar los principales conceptos que se emplean en la operativa con warrants:

  • Warrant ‘call’: Su compra da el derecho (no la obligación) a comprar un determinado activo, a un precio determinado y hasta una fecha determinada.
  • Warrant ‘put’: Su compra da el derecho (no la obligación) a vender un determinado activo, a un precio determinado y hasta una fecha determinada.
  • Subyacente: Activo sobre el que invertiremos a través del warrant (acciones, índices, tipos de cambio, materias primas).
  • Precio de ejercicio o ‘strike’: Es el precio al que se acuerda comprar o vender el activo subyacente.
  • Vencimiento: A diferencia de lo que ocurre con las acciones, los warrants son productos con vencimiento. El derecho a comprar o vender se ejercita:
    • Si el warrant es de tipo americano, en cualquier momento hasta esa fecha de vencimiento.
  • Si es de tipo europeo, solo en esa fecha de vencimiento.

Además de poder ejercitar nuestro derecho a comprar o vender, el warrant cotiza en Bolsa, por lo que podemos venderlo en cualquier momento a otro inversor, como si fuera una acción.

Llegada la fecha de vencimiento, el warrant deja de existir.

  • Prima o precio del warrant: Es el valor en euros al que compraremos o venderemos el warrant.
  • Paridad: Número de warrants que hay que comprar para tener derecho sobre una unidad de activo subyacente.

Ejemplo:

Si queremos invertir en acciones de XYZ, tenemos la opción de comprar y vender directamente las acciones o bien podemos comprar un warrant que haga referencia a XYZ.

En el caso de la compra o venta de la acción en el mercado, hablamos de una operación al contado.

¿Por qué no comprar directamente la acción? Es sencillo, y depende de la estrategia que queramos seguir como inversores. Cuando compramos la acción, en ese mismo momento tenemos que desembolsar el 100% del precio de las acciones. Así, si compramos 1.000 acciones y éstas valen 8 euros, desembolsaremos 8.000 euros. La previsión del inversor es que las acciones suban a 12 euros. Si se cumple esta expectativa, ganaremos 4.000 euros: 12.000 (venta) – 8.000 (compra).

En cambio, con el warrant no compramos en ese momento, sino que nos reservamos el derecho a comprar en un momento futuro y a un precio determinado. Y por ello, pagamos una ‘reserva’, una pequeña cantidad, que es el precio del warrant. Supongamos que ese precio es de 2 euros, por lo que desembolsaremos solo 2.000 euros y nos reservamos el derecho a comprar los títulos de XYZ por 8 euros.

Si se cumplen las previsiones y los títulos llegan a 12 euros, la operación “teórica” sería obligar al vendedor de la call a que nos venda las acciones a 8 euros; como en realidad valen 12 euros, las venderé en el mercado y ganaré 4.000 euros.

En realidad, no es necesario hacer esa compra y venta de acciones en el mercado, sino que las operaciones se liquidan por diferencias (el vendedor me ingresa 4.000 euros, no tiene que darme las acciones para que yo luego las venda).

Sí, la ganancia es la misma en los dos casos, pero tengamos en cuenta lo siguiente:

  • En el caso de las acciones, tuve que desembolsar 8.000 euros y gano 4.000 euros.
  • En el caso de los warrants, he pagado 2.000 euros y gano 4.000 euros.

Gano lo mismo, pero con una inversión muy inferior. En este caso, me estoy apalancando 4 veces.

Pero en ningún caso tenemos que obviar los inconvenientes y los riesgos de los warrants. Por el lado negativo, tenemos que saber que el apalancamiento es un arma de doble filo, nos permite ganar mucho en los casos de acierto, pero las pérdidas pueden ser del 100% si no es así.

Una desventaja de los warrants es que tienen vencimiento. Volviendo al ejemplo anterior, si me he equivocado en mis previsiones y la acción XYZ en vez de subir a 12 euros baja a 5 euros, lo perderé todo, el 100% de mi inversión. Como yo me he reservado el derecho a comprar a 8 euros, no tendrá sentido que lo ejercite si las acciones están a 5 euros en el mercado. Simplemente, desistiré de mi derecho

y perderé la prima, 2 euros por warrant, el 100% de lo que invertí. En cambio, si tengo la titularidad de las acciones, no tengo plazo para venderlas; aunque coticen a 5 euros puedo mantenerlas y a lo mejor en un periodo de tiempo vuelven a subir y termino teniendo ganancias.

Usos

Especulación

Existe la creencia popular de que los derivados se utilizan para especular, pero lo cierto es que también suponen una herramienta idónea para todo lo contrario. Es decir, en muchos casos los derivados se utilizan para reducir el riesgo, ya que permiten cubrir la cartera.

Los derivados aportan apalancamiento a los inversores más especuladores, permitiéndoles invertir cantidades mucho menores que si lo hicieran al contado, generando así la posibilidad de conseguir rentabilidades más altas pero también asumiendo el riesgo de perder más de lo invertido, ya que la apuesta es por la inversión total.

Si bien existen productos financieros como los ETF que son relativamente sencillos de entender y de utilizar, el uso de derivados requiere de unos conocimientos financieros más avanzados.

Cobertura

La cobertura mediante derivados es una estrategia diseñada para eliminar, o al menos minimizar, las pérdidas que pueda ocasionar un movimiento desfavorable de los precios.

Esta estrategia cobra especial relevancia en algunas épocas, como el verano, ya que debido a las vacaciones los inversores minoristas no pueden estar pendientes del mercado en todo momento.

Realizar una cobertura de la cartera permite estar más tranquilos ante una eventual caída en la cotización de las acciones que tenemos en cartera. El apalancamiento que ofrecen los derivados hará que el coste de realizar la cobertura sea inferior al valor de la cartera.

Ejemplo de cobertura de una cartera de acciones españolas mediante futuros

Imaginemos una cartera de un importe de 25.000 euros formada por cinco valores. Aunque existiría la posibilidad de cubrir esas posiciones con futuros sobre cada una de esas acciones que tenemos en cartera, será más sencillo y menos costoso para el inversor hacerlo mediante futuros sobre el índice Ibex 35.

Para saber cuántos contratos de futuros tendríamos que vender necesitamos conocer la beta de esos valores, es decir, la sensibilidad que tienen dichos valores respecto a cuando hay movimientos en el mercado (puede subir o bajar más o menos que el índice de referencia en el mismo periodo).

Cuando un valor tiene una beta inferior a 1 se considera que es un valor defensivo, que varía menos que el índice de referencia, en este caso el Ibex 35. Al contrario, cuando la beta es superior a 1 hablamos de valores agresivos que varían más que su índice de referencia. Suelen subir más en días alcistas, pero también caen más cuando vienen mal dadas.

Podemos obtener la beta global de nuestra cartera ponderando la beta de los diferentes valores en función del peso relativo que tiene dentro de la cartera.

Una beta de 0,9 nos indica que cuando el Ibex 35 sube un 1%, nuestra cartera lo hace un 0,9%. Eso sí, cuando el Ibex baja un 1%, la cartera baja menos, en concreto un -0,9%.

Estrategias con warrants

Inversión de compra apalancada

Muchos inversores ven los warrants como una alternativa a la operativa en acciones. Podemos utilizarlos como estrategia de inversión, apostando por valores que creemos que pueden subir en el mercado. Al tener apalancamiento hay que tener en cuenta que es una inversión más arriesgada, pero también nos permite conseguir rentabilidades más altas. Es un producto adecuado para inversores a los que no les da miedo el riesgo.

Operaciones inversas

Los warrants también nos permiten apostar por la bajada de un valor. Lo haremos a través de un warrant put, reservándonos el derecho a vender en el mercado un subyacente a un determinado precio. Como creemos que el precio de ese subyacente bajará en el mercado, al reservarme el derecho a vender por un precio superior conseguiré un beneficio.

Cobertura

Hacer una cobertura de la cartera no es una tarea sencilla, ya que puede hacerse de distintos modos, lo cual puede implicar más o menos complejidad. Por ello, nos limitaremos aquí a explicarla desde un punto de vista teórico.

La cobertura consiste en proteger un título o títulos en cartera contra las bajadas. Si estamos invertidos y queremos proteger una cartera, podemos hacerlo con un warrant put que apueste por la caída. Así, podrían ocurrir dos cosas:

  • Mi valor o mi cartera sube en Bolsa y gano con ellos, aunque perderé por el lado del warrant bajista que había incorporado como cobertura.
  • Mi valor o mi cartera cae en Bolsa y pierdo con ellos, pero ganaré por el lado del warrant bajista que había incorporado como cobertura.

En el caso de que solo estemos cubriendo un valor, tendremos que elegir un warrant con ese subyacente, al vencimiento deseado y al precio de ejercicio que queramos cubrir.

En el caso de la cartera, habrá que ver la beta de la misma (beta = sensibilidad a los movimientos del índice) y seleccionar un warrant sobre índices en función del vencimiento.

Existen dos tipos de cobertura:

  • Cobertura estática. Compramos warrant put y lo mantenemos hasta vencimiento. Es más sencilla y barata, pero no es tan perfecta.
  • Cobertura dinámica. Es más precisa que la estática, pero más compleja y costosa.

Nota importante: La inversión en warrants requiere una vigilancia constante de la posición. Los warrants comportan un alto riesgo si no se gestionan adecuadamente. Existe la posibilidad de que el inversor pierda la totalidad de su inversión. Antes de entrar, los inversores deben consultar el folleto base y las condiciones finales y en particular la sección factores de riesgo en el folleto base.

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