Selección
La inversión en Bolsa requiere responder acertadamente a dos preguntas: qué compro y cuándo lo compro. A la primera responde el análisis fundamental seleccionando empresas saneadas, con un endeudamiento asumible, que obtengan beneficios y tengan perspectivas de futuro. En una palabra: solvencia y calidad, quitando de nuestra lista los vulgarmente llamados chicharros; es decir, valores de alto riesgo, muy especulativos y con volatilidades altísimas, al margen de cuál sea nuestro horizonte temporal de inversión. Y aquí hay que hacer una seria advertencia a quienes buscan la calidad para invertir a medio o largo plazo y los chicharrillos para especular a corto.
Hay otra cuestión de suma importancia que conviene tener muy clara ¿Qué es el corto plazo?. En gestión de carteras, un año es corto plazo; el medio plazo se sitúa entre tres y cinco años, que es el periodo de maduración de cualquier proyecto empresarial. Y hacer con acciones el propio plan de pensiones, sería el largo plazo. La segunda pregunta para la elección de valores es: ¿Cuándo compro? Hay que elegir el momento.
Invierta sólo el dinero que no vaya a necesitar
Hay que invertir en Bolsa sólo el dinero que no vaya a necesitar. Si se equivoca, no venderá por obligación. Podrá esperar pacientemente a que sus acciones se recuperen. De esta forma hará bueno el aforismo según el cual llamamos inversor a largo a aquel inversor a corto que se ha equivocado. Mientras, irá cobrando sus buenos dividendos, si ha sabido elegir valores de calidad que los paguen.
¿Es más rentable invertir a largo plazo?
Se trata de una verdad a medias. Es cierto y fácilmente comprobable que, a largo plazo los índices bursátiles son alcistas. Pero no se llega a la misma conclusión si vamos viendo, en un periodo entre seis y diez años, la evolución de empresas tan importantes como los dos grandes bancos, Telefónica o Repsol. En todos los casos vemos subidas que multiplicaron por dos o tres la cotización, para unos años más tarde, regresar al punto de partida. Nadie tiene claro qué es el largo plazo. Que éste no es el mismo para todos los valores y, por último, que los secretos para acertar a largo plazo son tres: el problema, es que nadie sabe cuáles son.
No juegue a ser adivino
Es normal que a los inversores se nos caliente con frecuencia la boca y veamos gigantes donde sólo hay molinos de viento. Si no hemos entrado tras una subida que dure más de tres sesiones nos estaremos mordiendo las uñas.
Aquí los fundamentales juegan un papel secundario y pocos inversores frenan sus ganas de comprar por el hecho de que el valor en cuestión esté cotizando a 40 veces beneficios. Sube y hay que estar en ese tren a cualquier precio. La experiencia demuestra que lo aconsejable es dejar que sea el gráfico quien nos hable. Las tendencias están ahí. Y si tienen que cambiar, tendremos pruebas evidentes de que lo están haciendo. Es muy peligroso llevar nuestro sentimiento alcista o bajista al gráfico, porque nos podemos llevar más de un disgusto.
Cuidado con las recomendaciones
Cuando una firma de análisis o un banco de inversión recomienda comprar un valor, seguro que ellos ya han comprado. No pasa nada porque lo hagan, lo importante es saber que “comprar” lo dice uno que ya ha comprado y “vender” lo dice otro que ya ha vendido, con lo cual nadie se puede sentir engañado, manipulado, las recomendaciones deben influir en su toma de decisiones. Las decisiones las debe tomar el inversor fruto de su análisis, no de la opinión de quienes, a priori, sabemos que no van a ser imparciales.
Con frecuencia leemos que el X% de los analistas consultados por Bloomberg recomiendan comprar el valor XYZ. Admitamos que son honrados a carta cabal. Les gusta el valor, lo han comprado y si les preguntan, lo recomiendan. Hasta aquí, nada que objetar. El problema de manipulación se presenta cuando calientan el valor con más compras, para que se animen los minoritarios. Y cuando han hecho subir la cotización como la espuma, saltan en paracaídas y dejan colgados a todos ellos. Cuántas veces no hemos visto a un valor subir un día como un cohete, porque alguien ha puesto una recomendación de compra con objetivos alcistas irracionales. Uno se pregunta: ¿Pero le habrán hecho números a esta empresa o ha sido el becario el que ha escrito esta barbaridad?
No compre más acciones del valor con el que pierde
Si ha comprado un valor y se le cae, ni se le ocurra comprar más para rebajar el coste medio, porque sería reincidir en el error. Distinto es comprar más acciones de un valor que ya tiene, aprovechando las caídas para formar cartera. Imaginemos que su proyecto de inversión es comprar equis miles de acciones de un determinado valor. La cotización baja a 5,50 euros y estima que ya es un buen precio para entrar y comprar un tercio de equis. La cotización sigue bajando y cuando toca los 5 compra otro tercio, pero sigue la caída y pone una orden de compra del último tercio a 4,5 y, casualidades de la vida, su orden de compra se ejecuta en su totalidad. Tendrá en cartera las equis acciones que pretendía comprar a un precio medio de 5 euros.
La conclusión es simple: reincidir en el error comprando más acciones de un valor con el que nos hemos equivocado es una barbaridad. Pero promediar a la baja para formar una cartera comenzando la compra en un punto por debajo del cual el valor ya es atractivo, casi siempre, es un acierto.
Es más difícil vender bien que comprar bien
El inversor cuenta con dos instrumentos que le ayudan a decidir qué comprar (fundamentales de la empresa) y cuándo hacerlo (análisis técnico). A la hora de vender el tema esmás complicado. A todos nos gustaría comprar en mínimos y vender en máximos. Salvo que se aparezca la Virgen, eso no les ocurre más que a los mentirosos. El tema de las ventas lo complica el propio análisis técnico, ya que las subidas nunca son lineales y lo normal es que estén salpicadas de recortes, los típicos dientes de sierra. Si la curva de precios va muy pegada a la directriz, uno de esos recortes puede perforarla a la baja. Lo que toca, es vender.
Puede ocurrir, y con frecuencia ocurre, que tres días más tarde la cotización recupera la directriz alcista. ¿Nos hemos equivocado vendiendo? Nada de eso. Se vuelve a comprar con el siguiente planteamiento: La primera fue una operación cerrada con éxito. Ahora abrimos otra que puede ir bien o no. Si va bien, mantenemos, si va mal, a la calle.
Tenga en cuenta dos consejos de valor incalculable: prudencia y sentido común. Con ellos no se hará rico, pero se divertirá con la Bolsa y ganará dinero.
Deje correr los beneficios y corte en seco las pérdidas
Todos los que hemos invertido en Bolsa hemos cometido alguna vez y seguiremos cometiendo el error de no cortar en seco las pérdidas. Nadie tiene una bola de cristal para acertar siempre. Equivocarse es de lo más normal. Perseverar en el error, pensando que ya subirá, o comprar más acciones para rebajar el coste medio, se ha llevado por delante los ahorros de muchos e incluso alguna fortuna familiar.
Gowex, Nyesa, Pescanova o Abengoa B son un botón de muestra para reflexionar seriamente que más vale perder, que más perder. Y por no perder un 3%, 5% o un 10%, nos encontramos con valores en cartera con pérdidas de más del 50%.
No corra tras los precios
No hablamos de esos movimientos aislados que, sin venir a cuento, se ven de un día para otro en algún valor, sin que existan razones fundamentales que apoyen la subida y que, generalmente, terminan siendo trampas.
Nos referimos a movimientos al alza en los que participan casi todos los valores de una Bolsa y los índices de los principales mercados mundiales. Ante ellos hay que recordar que las fases bajistas, como las alcistas, jamás son lineales y están salpicadas de movimientos en dirección contraria a la tendencia, a los que llamamos dientes de sierra.
Aquí hay que hacer una llamada de atención porque las reacciones que podamos ver en los próximos días serán al alza. Y con las ganas que tiene el personal de que termine este calvario, al primer síntoma de que el mercado puede cambiar de tendencia, se van a tirar de cabeza a la piscina sin pararse a observar si tiene agua o está vacía.
Uno, dos, o tres días de subida no tienen por qué suponer un cambio de tendencia. Y si pensando que se ha acabado la bajada nos lanzamos a comprar, nos van a enganchar bien enganchados.
No compre valores bajistas ni con malos fundamentales
Cuando una tendencia, sea alcista o bajista, está en marcha es más fácil la continuidad que el cambio. Usted no sabe por qué baja. Pero la oferta sigue presionando ya que hay accionistas dispuestos a salir a cualquier precio. Como siempre, habrá inversores que venden porque todos venden o compran porque todos compran. Pero habrá otros muchos que disponen de información suficiente para decidir sacar el valor de cartera. Las caídas nunca son lineales y están salpicadas de rebotes al alza, para luego seguir bajando.
El riesgo es jugar a ser adivino y pensar, ante el primer rebote, que ya ha tocado fondo y se puede comprar. Y de la misma forma que a los valores bajistas hay que dejarles bajar, a los que cierran trimestre tras trimestre con pérdidas hay que decirles: no gracias, por mucho que nos los recomienden.